LA PRIMERA VEZ QUE NO ENTENDÍ EL MUNDO


LA PRIMERA VEZ QUE NO ENTENDÍ EL MUNDO

Una clase cualquiera y una niña distraída mirando por la ventana.

Y una pregunta que cambiaría mi forma de ver la vida para siempre.

No puedo precisar con exactitud qué curso hacía en ese momento. Pero al recordar el aula y la escuela, intuyo que debía de estar en séptimo, o como mucho, en octavo de EGB. Recuerdo perfectamente cómo era la mesa, la silla en la que estaba sentada… Estaba justo al lado de la ventana, a mi izquierda. Frente a mí, el profesor explicaba alguna materia, no recuerdo cuál, pero sí me veo claramente ahí, mirándolo sin realmente escucharlo.

En un momento, mientras él hablaba, mi mente se desconectó. Me pregunté: ¿por qué tengo que estar aquí, escuchando algo que no me interesa en absoluto?

Entonces giré la cabeza hacia la ventana y me descubrí contemplando el cielo mientras me hacía preguntas mucho más grandes: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el sentido de todo esto? ¿Cómo se creó el universo? ¿De dónde venimos?

La divagación fue tan profunda, las preguntas tan grandes, que sentí que mi mente colapsaba. Había tal acumulación de dudas sin respuesta, que en un momento dado, algo en mí se apagó, se detuvo y se hizo pequeño. Como si la mente se rebobinara para protegerse. Y volví a fijar la atención en el profesor, como si nada hubiese pasado. Bueno, toca escuchar a este señor, me dije.

Pero desde ese instante, algo cambió. A lo largo de mi vida, me ha acompañado esa misma sensación: la de no entender el propósito de lo que estaba viviendo, como si no encajara del todo con la realidad que me rodeaba. Como si estuviera fuera de lugar, como si faltara la pieza clave.

Por eso, hoy me siento profundamente agradecida y feliz. Porque gracias a la espiritualidad y las leyes del universo que he conocido, encontré respuestas a aquellas preguntas que, de niña, me dejaron mirando al cielo en busca de respuestas que no llegaban. 

Para mí ha sido un antes y un después. Como si, por fin, el alma hubiera encontrado su propósito real en la vida. Algún día te contaré cómo y dónde comenzó este descubrimiento… pero hoy quiero compartir contigo solo este primer capítulo y la primera vez que no entendí el mundo.

Este acontecimiento que te he contado plantó en mí una semilla. Durante años, las preguntas siguieron creciendo dentro de mí, como raíces buscando sentido bajo la superficie. Y aunque he encontrado muchas respuestas, sé que el aprendizaje nunca termina



Post Anterior
Imagen Post Anterior
Imagen Post Siguiente
Post Siguiente

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *