Vida Low Tox #4. Cosmética sin miedo

Cuidarnos forma parte de nuestro bienestar. Como nos encanta aplicarnos esa crema que huele tan rico, maquillarnos con alegría o usar un perfume que nos empodera. Pero detrás de estos gestos tan cotidianos se esconde una realidad poco conocida: lo que ponemos sobre nuestra piel también entra en nuestro cuerpo. Y conocer esta información no es para alarmarnos, sino para ganar libertad.

Hoy sabemos que muchos cosméticos convencionales contienen ingredientes que pueden desequilibrar nuestro sistema hormonal, irritar la piel o acumularse silenciosamente en nuestro organismo. No se trata de vivir con miedo, sino de hacerlo con consciencia. Porque la belleza real empieza por saber qué nos estamos aplicando y elegir productos que estén alineados con lo que queremos cultivar dentro de nosotras.

TU PIEL NO ES UNA BARRERA, ES UNA VIA

Mujer rodeada de productos cosméticos con la palabra “toxic” de fondo, representando la carga química oculta en la belleza convencional

La piel no actúa como una muralla. Es una vía de entrada directa a nuestro sistema linfático, endocrino y nervioso. Muchos ingredientes tóxicos atraviesan esta vía, llegan al torrente sanguíneo y se acumulan en órganos y tejidos sin que el cuerpo sepa cómo eliminarlos.

Y lo que más me impactó al empezar este camino fue saber que algunos de estos ingredientes actúan como disruptores endocrinos, es decir, imitan o interfieren con nuestras hormonas. Incluso en cantidades ínfimas. Una gota en una piscina. O como decía un estudio: el equivalente a una gota de ginebra en 660 cisternas de tónica.



¿El resultado? Trastornos hormonales, infertilidad, cánceres hormonodependientes, problemas inmunológicos, metabólicos, autoinmunes y una carga tóxica que afecta especialmente a fetos, niños y adolescentes.

INGREDIENTES que conviene conocer (y evitar)

Aquí no se trata de aprenderse una lista interminable, pero sí de saber identificar algunos de los ingredientes más polémicos y presentes en desodorantes, cremas, perfumes, champús, labiales o toallitas. Aquí tienes una guía clara y útil:

Derivados del petróleo

Mineral oil, paraffinum, vaselina, dimethicone

Impiden que la piel respire y alteran el sebo natural.

Ftalatos y fragancias sintéticas

DEP, DBP, DEHP. Se esconden bajo “parfum” o “fragrance”.

Son disruptores endocrinos potentes y están vinculados a la infertilidad.

Ingredientes etoxilados (PEG, -eth)

PEG-40, laureth-7, polysorbate-80

Pueden contener óxido de etileno y 1,4-dioxano, cancerígenos.

Conservantes agresivos

Parabenos (methylparaben, propylparaben…)

Phenoxyethanol, triclosán, methylisothiazolinone

Disruptores endocrinos y alérgenos comunes.

Liberadores de formaldehído

DMDM hydantoin, imidazolidinyl urea, quaternium-15

Acumulativos y tóxicos a nivel celular.

Aluminio y sales metálicas

Aluminum chlorohydrate, zirconium compounds

Presentes en desodorantes, relacionados con cáncer de mama.

“Parfum”

Puede contener hasta 3.000 sustancias, muchas sin regulación clara.


GREENWASHING: cuando el marketing disfraza lo tóxico de natural

Cada vez vemos más productos con etiquetas que dicen “eco”, “bio”, “natural” o “verde”. Pero eso no siempre significa que lo sean. Muchas marcas utilizan lo que se conoce como greenwashing, una estrategia de marketing que simula un compromiso ecológico sin que realmente exista un cambio profundo en los ingredientes, la producción o el impacto ambiental.

El término fue acuñado en 1986 por Jay Westerveld, un ecologista que observó cómo algunos hoteles pedían a sus huéspedes reutilizar toallas “para salvar el planeta”, mientras en paralelo llevaban a cabo ampliaciones con un gran impacto ambiental. Aquel gesto, supuestamente sostenible, era en realidad una táctica para reducir costes disfrazada de consciencia ecológica.

Desde entonces, el greenwashing ha evolucionado. Envases con hojas dibujadas, frases como “sin parabenos” o tonos tierra no garantizan que un producto esté libre de tóxicos. De hecho, muchas de esas fórmulas siguen incluyendo disruptores endocrinos, derivados del petróleo o conservantes cuestionables, pero camuflados bajo una imagen “saludable”.

El problema es que no siempre es fácil identificarlo, porque las empresas saben jugar con el lenguaje y la ambigüedad. Y como consumidoras, esto puede ser frustrante.

Mi consejo: no te fíes solo del envase ni del eslogan. Lee la etiqueta, busca certificaciones fiables y, sobre todo, confía en marcas que te den transparencia real y coherencia en toda su cadena de valor.

Porque cuidarte - y cuidar al planeta - no empieza en el envase, sino en lo que eliges poner sobre tu piel.


¿POR DÓNDE EMPIEZO?

Imagen de un desodorante, una crema solar y un perfume con un símbolo de prohibido, destacando los cosméticos con mayor riesgo tóxico

Sé que puede parecer demasiado. A mí también me pasó. Pero si hoy tuviera que darte solo una recomendación, te diría esto, sin dudarlo:
Empieza por cambiar el desodorante. Si solo puedes hacer una cosa, que sea esa.

¿Por qué? Porque el desodorante se aplica todos los días, sobre una zona muy permeable, cercana al tejido mamario y al sistema linfático. Y la mayoría de los convencionales están cargados de aluminio, parabenos y fragancias sintéticas que no solo bloquean el sudor (algo natural y necesario), sino que se acumulan en el organismo, afectando directamente al equilibrio hormonal.



Hay estudios que relacionan ingredientes comunes de los desodorantes con casos de cáncer de mama. No para asustar, sino para despertar.
El segundo gran cambio que te propongo es el protector solar. La piel lo absorbe por completo, y los filtros químicos más utilizados pueden actuar como disruptores endocrinos. ¿La alternativa?
Los protectores minerales, con óxido de zinc o dióxido de titanio no nano, crean una barrera física que refleja los rayos UV sin penetrar en la piel. No siempre se aplican tan fácil, pero tu cuerpo lo agradecerá infinitamente.
Este tema da para mucho más, pero al menos ya sabes por dónde empezar.

Y el tercero: el perfume. Las fragancias sintéticas pueden esconder hasta 3.000 sustancias diferentes bajo una sola palabra: “parfum”. Muchas de ellas son altamente volátiles, irritantes y tóxicas, tanto para ti como para quienes respiran a tu alrededor.
Yo los dejé hace años y empecé a crear mis propios perfumes naturales con aceites esenciales. El cambio no fue solo físico: fue emocional, energético, vibracional.

No hace falta que lo hagas todo hoy. Pero si no sabes por dónde empezar, empieza por estos tres. Porque cuando cambias lo que usas cada día… todo empieza a cambiar.


¿QUÉ PUEDES HACER EN CASA?

No necesitas saber de química ni tener tiempo extra para empezar a cambiarlo todo. Solo necesitas un poquito más de conciencia cada vez que eliges algo que va directo sobre tu piel.

Un truco muy simple (y muy eficaz): si los ingredientes están escritos en latín, es señal de que estás frente a sustancias de origen natural. Si, en cambio, el listado parece sacado de una clase de laboratorio, con muchos números, siglas o palabras imposibles de pronunciar... probablemente sean mierdecitas.

También puedes fijarte en las certificaciones reales, como Cosmos, Ecocert, BDIH o USDA, que exigen transparencia y criterios estrictos en la formulación.

Yo, personalmente, uso los productos de Young Living, tanto los preparados como los que elaboro yo con sus aceites esenciales. Es una tranquilidad enorme saber que no tengo que revisar etiquetas ni desconfiar de lo que me pongo sobre la piel. Y además, formar parte de una comunidad que comparte recetas, apoyo y una visión real del bienestar… eso es un regalo.


BELLEZA REAL

La cosmética no debería ser una fuente de tóxicos ni una lista de ingredientes imposibles de entender. Debería ser parte de tu autocuidado, no un riesgo invisible.

No se trata de dejar de maquillarte, ni de renunciar a lo que te gusta. Se trata de saber qué te estás poniendo en la piel y elegir mejor cada vez.

Y no hace falta hacerlo todo perfecto. Ni de golpe.

Este artículo no está escrito para que te agobies ni sientas que tienes que cambiarlo todo ya.
Está pensado para ayudarte a mirar con otros ojos, darte información útil y abrir un espacio de calma desde el que puedas decidir a tu ritmo.
Con conciencia, con criterio y sin culpa.

Porque cuidarte también es eso: ir paso a paso, pero sabiendo que cada paso cuenta.




Este artículo se basa en conocimientos adquiridos a través de diversos artículos leidos en: 
https://www.nationalgeographic.com.es/medio-ambiente/greenwashing-que-es-como-se-esta-combatiendo-otras-claves-esta-practica_22526
https://soycomocomo.es/
https://www.cuerpomente.com/salud-natural/belleza-natural/revisa-tu-crema-solar-puede-contener-ingredientes-toxicos_1399
https://www.cuerpomente.com/temas/cosmeticos
Ebook: Cambia tu desodorante de Soy Com oComo y Orgánics Magazine

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